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El proyecto se sitúa en una antigua imprenta que fue taller de metalurgia en una nave industrial del barrio de Carabanchel en Madrid. Se requiere para este proyecto una solución de mínima expresión que posibilite todo un abanico de usos aún por definir, una infraestructura para acompañar la vida y uso de esta nave en su desarrollo y definición.
Para ello, se diseñan una serie de escenarios que podrán ser ejecutados con el tiempo. La primera acción es proyectar un núcleo que concentra toda previsión de instalaciones y programa. Se formaliza en un volumen de termoarcilla atravesada por un plano pétreo que hace las veces de encimera de cocina pero que con sus 70cm de altura quiere ser más mesa expositiva, y que en su interior alberga lo que podría ser ducha o trastero, y un aseo o lavandería. Alrededor, pequeños objetos encontrados completan las necesidades básicas, un lavamanos construido a partir de un barreño de obra cubre también las funciones de lavabo-taller.
El bloque de termoarcilla es sistema constructivo y destructivo en su demanda de ser dibujado y redibujado hasta el delirio. Un edificio de 14 plantas que no llega a los 3m de altura, un prisma rectangular que necesita 8 alzados para describirse. Se definen las fachadas de una arquitectura menor casi a la manera en la que lo hacen los manuales de montaje, con sus tres modulaciones: de 5cm, 7cm y 10 cm de ancho. Reforzados para soportar las bandejas que atraviesan el volumen y vuelan hacia el exterior, cosidos en vertical para sujetar el plano al que muerden en su 5º planta y en sus cavidades por el sistema de instalaciones que alberga.
El espacio restante se maneja desde el respeto por el patrimonio industrial local, se eliminan elementos superfluos y ponen en valor los estructurales, con el único añadido de una viga alveolar que ata la crujía central y refuerza el apoyo de la cercha principal.
Posteriormente se añadirán dos puertas, una interior y otra exterior. La interior, mitad vidrio mitad chapa, se retranquea 3m para ceder un espacio umbral entre calle e nave, un espacio abrazado por la segunda puerta, a ras de fachada, que se presenta como una tapia exterior que abierta, cerrada o entreabierta, sirve para calibrar la permeabilidad. Pivota para desaparecer o aparecer dejando sólo una mirilla que recibe los paquetes, las manos intrusas que llaman o los ojos indiscretos, el sol de la mañana y los reflejos de la tarde, pero también, una ventilación que cruza hasta el extremo opuesto de la nave.
Premios: Catalogada ARQUIA Próxima 2024
Fotografía: Lourdes Cabrera
